El día de hoy no ha sido especialmente diferente a los demás pero hablando de todo un poco, los aitas se han vuelto a dar cuenta que no habrá otro 16 de Julio de 2008. Habrá días parecidos, semejantes o muy diferentes, pero no otro 16 de Julio de 2008. ¿Para qué dejar pasar el tiempo si el día de hoy no volverá? Cada día es irrepetible así que hoy una vez más se confirma nuestra idea de aprovechar cada momento y disfrutar de cada instante.
Ayer no pude verte Pableras. Estaba un poco débil, resfriado y con fuertes dolores de cabeza así que creímos conveniente evitar cualquier posible contagio ya que tus defensas están un poco bajas. Hoy aprovechando mi leve mejoría he podido verte durante un rato aunque con una mascarilla. Estabas tranquilo, descansando, guapo, guapísimo con tu nuevo trajecico rojo. Tu piel es fina, suave y como estabas recién acicalado, desprendías un olor a limpio y característico de bebé. Como siempre hago, he acercado mi cara a la tuya y he notado tu aliento. Que sensación tan increible, notar el aire que respiras, tu piel sobre la mia y el latido de tu corazón en mis dedos... Al hablarte, has abierto mínimamente lo ojos, lo que tus fuerzas te permitían, como queriendo decir; ¡he reconocido tu voz papá!..... Así, hemos permanecido un rato los tres, inmóviles, emocionados y disfrutando del momento. Solo con eso, el día de hoy ha merecido la pena. No he podido quitarme de la mente esa imagen que ha hecho que hoy otra vez, haya sido un día maravilloso, irrepetible e inolvidable. ¿Por qué perder el tiempo en cosas insignificantes o darle importancia a lo que no lo tiene, teniendo tantas cosas por las que disfrutar?
Al despedirnos hasta el día siguiente otra vez, los aitas nos vamos satisfechos y tristes. Con la mente fría porque creemos que hacemos lo correcto y con el corazón en un puño por alejarnos unas horas, físicamente más de lo que quisieramos.
Gracias amor, por enseñarnos tanto y dejarnos quererte. Como te decimos todos los días en nuestras despedidas, nunca estamos separados porque nos llevamos en nuestros corazones, tú estás en los nuestros, y nosotros estamos en el tuyo. Es nuestro punto de encuentro.
Dulces sueños mi rey.